Y no es broma. Desde que estudiaba física en la UNAM, ya vibraba con los partidos en Ciudad Universitaria. Su amor por los Pumas no es casualidad, es parte de su historia personal: ahí empezó su camino como científica, activista y, años más tarde, como figura clave en la política nacional.
No es raro verla con la camiseta puesta, aplaudiendo desde las gradas o mostrando su apoyo al equipo en entrevistas y redes. Lo suyo no es un gusto pasajero, es orgullo universitario hecho pasión futbolera.
Porque antes de ser presidenta, fue estudiante, fue académica, y sí, fue porrista (pero de las buenas): de los colores azul y oro. 📲 Si no lo sabías, ya lo sabes. Y si te gustó el dato, compártelo y sigue nuestra página.
Cada domingo, una historia distinta de Sheinbaum que seguro