Joaquín Díaz Mena encabezó una visita histórica a la zona arqueológica de Chichén Itzá, acompañado por más de 60 embajadores y cónsules acreditados en México, como parte de una estrategia para posicionar al estado como epicentro del turismo cultural, el desarrollo sostenible y la identidad viva del sureste.
El mandatario yucateco no solo guió a los diplomáticos en el recorrido: presentó con fuerza el proyecto “Renacimiento Maya”, una iniciativa que pone a las comunidades originarias al frente del cambio, llevándoles servicios básicos, oportunidades económicas y visibilidad cultural.
“Este no es un evento turístico. Es un acto de justicia. Chichén Itzá no es solo ruinas: es símbolo de una civilización que sigue viva”, declaró Díaz Mena desde el corazón del nuevo Museo de Chichén Itzá.
El punto de partida fue la estación del Tren Maya en Teya, otra pieza clave del nuevo mapa del sureste. El gobernador destacó que este megaproyecto no solo conecta destinos, sino transforma realidades, llevando agua, electricidad, salud y educación a comunidades históricamente rezagadas.
La secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez Zamora, respaldó la visión del gobierno yucateco: “La presencia diplomática aquí es una ventana global. Este es el Yucatán que queremos mostrarle al mundo”.
Los diplomáticos recorrieron el icónico Castillo de Kukulkán y el Cenote Sagrado, en una jornada cargada de simbolismo y renovación.
¿Por qué lo hizo Díaz Mena? Porque sabe que Yucatán no solo tiene pasado, sino un futuro que se construye con raíces. Y ese futuro, dijo, tiene nombre: Renacimiento Maya.